Probablemente el genial poeta Basho, al que se le atribuye la creación del Haiku, tenga la mejor definición de ésta siempre enigmática y bellísima modalidad estrófica: "lo que ocurre aquí ahora". Un tiempo después -el tiempo realmente no existe y nos dejamos engañar por los relojes-, Blyth dice también: "El Haiku es una nada inolvidablemente significativa". Por razones que sería muy largo contar aquí yo creo que Haikus, lo que se dice Haikus, sólo los pueden hacer los japoneses. Y cualquier cosa que hagamos los occidentales con nuestros sencillísimos idiomas no llega a la altura de una coma del más simplón de los Haikus nipones. A lo sumo lo que nosotros hacemos son simples soleás sin rima, aunque nos midan 17 sílabas. Hacemos trampa.
Uno de los más hermosos Haikus que conozco lo compuso el monje budista Taneda Santoka (1882-1940) y fue escrito en una de las variantes estróficas más difíciles, pues reduce de 17 a 13 los golpes de voz, sin quitar ni un ápice el resto de obligaciones formales y de pensamiento que requiere un buen Haiku. Lo pongo con su transcripción sonora, por si queréis disfrutar un poco más de esta insignificante eternidad. (Recordad que el español y el japones se pronuncian de manera muy parecida, y que seguimos métricas similares.)
Taneda Santoka
Akikaze aruite mo aruite mo
(A-ki-ka-zea-ru-i-te moa-ru-i-te mo)
Viento de otoño.
Da igual cuánto camine.
"Viento de otoño.
ResponderEliminarDa igual cuanto camine".
De momento, ha caminado 46 años, que no es poco.
Como ya no estás en Los Proscritos, tengo que felicitarte aquí, grandullón.
¡Feliz cumpleaños, Urce!
Sulleiro
Gracias, Sulle, de todo corazón. Y a ver cuándo volvemos a caminar juntos.Un abrazo grandote.
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