viernes, 29 de mayo de 2009

3 Tiempos de crisis 5 El tío Felipe

El tío Felipe


La cuarta vez que matamos al tío Felipe también se presentó en el pazo. A la hora de la cena, como parecía ser regular. Dando gritos y trastazos en las ventanas. Todo él jaleoso y pendenciero, amigo de la burla y socio de la broma.

- Hubiera traído algo de vino, para remojar, ¡Rediós! Pero no sé dónde habré dejado la mano derecha, que no me la encuentro, y el pulgar de la otra mano, que así no hay quien traiga ni garrafa ni botellón.

Y se echaba unas risas.

Ni a Juan ni a Felisa, hijos del no difunto, ni a mi, nos pillaba ya la cosa por sorpresa. Y como las otras veces, a mi prima le salió la mujer que llevaba dentro y acudió a la puerta.

- Venga padre, no se quede ahí, con el frío que hace. Pase y siéntese, que donde comen tres bien cabe uno más. Juan, acércale un pote y un cucharón, y tú, Matías, pásame la bota que le tire unos tragos a mi padre.

El tío Felipe echaba la cabeza atrás y abría un poco la rendija de la boca, como sonriendo, y por ahí le entraba el chorro del tinto. Después Felisa se sentaba a la mesa y volvía con la matraca.

- Vaya mierda de asesinos. Dejarle así, sin mano y sin dedo gordo, que parece un Nepomuceno. ¡Desgraciaos, que ni para matar valéis! La próxima me dejáis a mi el hacha.
- No seas injusta con ellos, que me mataron bien, lo que pasa es que yo eché las manos a la cabeza, por defenderme, y he aquí el resultado.
- Gracias padre –decía Juan.
- Luego –volvía a la carga el tío Felipe- este otro me debió pegar fuerte en la cocorota, porque no se me recuerda más que lo de las otras veces, una noche oscura y al fondo una luz, y una voz muy bonita, como la de mi madre en fiestas, que me llama y me dice “Felipe, Felipe, ven... ven... verás qué bonito es esto...” Pero yo no voy, porque también se me antoja la voz de mi abuelo Rogelio que dice “Que no, que no venga, que aquí se está muy bien sin él...” Y en eso siento que me viene un frío y un hambre muy grandes.

Nosotros, Juan y yo, estábamos cansados de buscarle enterramientos, porque estaba visto que de allí donde le echásemos siempre volvía.

- Y es curioso, que siempre al mismo sitio.

Y tenía razón. Habíamos probado con una poza del río, una poza muy negra y profunda, donde le tiramos con sus buenas piedras atadas al cuello. También con la mina abandonada, y con el barranco de Benastes, que dicen que no tiene fondo. Y esta última, en el mar, allá por Finisterre. Pero no había manera. Siempre, según él, se aparecía en el maizal y a la hora del pote, que manda narices.

Después de comer dijo que tenía sueño, que se iba a la cama.

- Buenas noches. Y a ver cómo me matáis esta vez. – decía entre risotadas, mientras subía al piso de arriba.

Ni le miramos siquiera. Yo me puse al periódico y Felisa a fregar. Juan salió a afilar el hacha. A la vuelta, como siempre, nos pusimos a discutir. Al rato ya lo teníamos decidido.

- Como sois un par de inútiles tendré que subir yo a terminarle. – Dijo Felisa – Vosotros mientras a por leña. Luego me lo bajáis, que yo me encargo de la lareira. A ver si lo que no come el agua lo deshace el fuego.

Y se fue a por el hacha.

Yo creo que las cuatro muertes le habían afectado algo, porque el cuerpo me pareció que pesaba menos. Así que lo bajamos y lo tendimos en el suelo. Y a una orden de Felisa lo empezamos a descuartizar y a echar los trozos a la lareira. La cabeza quedó entre dos troncos, un poco ladeada y mientras el fuego la churruscaba parecía que la boca se le contraía, como riéndose. Al tiempo recogimos las cenizas en un saco, que yo me encargué de esparcir por el maizal.

No volvimos a ver al tío Felipe. La primavera vino buena y la cosecha fue generosa. Florecieron los geranios y los tulipanes. Pudimos comprar la vaca y casarnos Felisa y yo. Y Juan acabó por encontrar asiento en el la aldea de arriba. Viene poco, y cada vez que viene entretiene a los niños con unos polvillos blancos que se acumulan en el ventanal. Hace unos montoncitos. Los sopla aprovechando cualquier vientecillo y se ponen a girar y a girar hasta que se desvanecen. Los niños se lo pasan en grande, pero a Felisa y a mi no nos gustan, porque nos hacen estornudar.



urceloy / mayo de 2009

miércoles, 27 de mayo de 2009

4 Teatro Hiperbreve 1 El último adiós

Hace unos años tuve una ocurrencia. Escribir una serie de obras de teatro mínimas, que se pudieran hacer en menos de tres minutos. Y que no fueran gags, o meros divertimentos. Sino que tuvieran su carga moral, o ética, o que planteasen un conflicto. Coincidió por aquellos años que unos estupendos locos como Sonia García, Juanma Navas y otros amigos sacasen a la luz y no sin grandes esfuerzos una revista mensual que hoy se me antoja necesaria, y que creo, según mis últimas noticias, Sonia ha vuelto a relanzar: Poeta de Cabra. Aquellas obritas fueron apareciendo poco a poco, mes a mes, número a número, hasta el último, que se cerró -como siempre pasa- por falta de presupuesto y su mucho de cansancio.

Tuvieron su aceptación y su elogio, y hasta hubo grupos y teatros que se interesaron por ellas: bien como bloque, pues se pueden representar una tras otra, o por separado. Pero al final no se estrenó ninguna. Por lo tanto si bien no están inéditas, sí que siguen en el cajón del sueño, aunque alguna fue adaptada para la radio.

El otro día mi incombustible amigo David Torres me recordó, en una de sus notas a este blog urceloquiano, esas obras mínimas. Y ya que están durmiendo el sueño de los justos no creo que les haga mal salir a respirar un poco. Me propongo sacarlas todas cada miércoles. Y si alguien quiere representarlas sencillamente que me llame, que soy persona de fácil convencimiento. Ahí va la primera.
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1. El último adiós
Para David Torres

El Padre.
El Hijo
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Amanecer. Aldea. Casa. Puerta. Lejano, el horizonte.

El Padre: Ten cuidado y mira bien dónde pones el pie, que de un tiempo a esta parte parece que la tierra se ha hecho redonda y calibro que un sólo tropezón te haría rodar hasta el infinito.
El Hijo: No diga tonterías, padre.
El Padre: No son tonterías, que yo me entiendo. Anda vete, que si sale tu madre y nos ve en estas, aún se va a echar a llorar y a amargarme el resto de mis días.
El Hijo: Dígale usted que la quiero, que la he de escribir.
El Padre: Una última cosa. Si de aquí en dos días no has vuelto no lo hagas nunca. Ni aún vivo. Que lo que más estorba al hombre no son ni barrancos ni tormentas, sino el recuerdo que va dejando, que tira de uno como el imán, y nos hace duro el semblante y amargo el pensamiento.

El Padre no espera respuesta. Se mete en la casa.

El Hijo: Quede con Dios, Padre.

Portazo. El Hijo se aleja.

Telón.

domingo, 24 de mayo de 2009

0 Historias de la guerra 2

Los mandiles

Cuando acababan las batallas ellos empezaban a trabajar. Primero retiraban a los menos heridos, los que gritaban, los que se movían. Después, con rapidez y sin ceremonia, se les daba remate a los que agonizaban. No importaba de qué bando fueran. Una incisión rápida y profunda en la yugular bastaba. Los del otro lado harían lo mismo. También ayudaban en los días de fusilar.

Al acabar la jornada salían con los uniformes rojos, de pura sangre, y así no había manera de lucirse entre los compañeros. La idea de los mandiles la tuvo uno de los más jóvenes. Al comandante no le pareció mal.

Justo después de la guerra llegaron los mandiles, pero ya casi no se fusilaba.

-Pues es una lástima- dijo el de más edad.


Urceloy / mayo, 2009

sábado, 23 de mayo de 2009

3 Tratado de urcelología 11

El verbo rimar se conjuga de izquierda a derecha como el verbo amar y de derecha a izquierda como el verbo morir. Sólo así se entiende que haya poetas que rimando maten tanto.

Hay cuatro maneras posibles de rima: Asonante, consonante, porque sí y tú me vas a mí a enseñar qué es poesía.

También ocurre parecido con los versos: Rimados, blancos, libres y la poesía es libertad, mucha libertad, si lo sabré yo, ahora sí, el cafelito me lo pones con dos gotas de leche, eh?

En cuanto a su longitud los versos se dividen en tres: de Arte mayor, de Arte menor, y de arte, mucho arte.

El verso más corto se respira.

El verso más largo se llama odisea.

El ritmo no se consigue dándose de cabezazos contra la mesa: pero ayuda.

Los poetas malos sólo recitan sus propios poemas.

Cuando mi musa se va de zapatos escribo mucho mejor.

Quien no quiere distinguir entre "poesía" y "poético" tampoco distingue entre su voz y el cencerro que lleva colgando.

lunes, 18 de mayo de 2009

0 Áurea urcélica retórica 4

Sobre las horas (tractatus al modo antiguo)
Dos horas hay para el amor así como dos horas para la muerte. En realidad sólo existen doce horas para las doce cosas esenciales, pero como cada una necesita su tiempo de ida y su tiempo de vuelta se multiplican por dos. Por lo tanto también existen dos horas para el odio y para el sueño, para la holganza y para el estudio. Dos horas para el hambre y dos para el discurso, dos para la ignorancia y otras tantas para el vicio, dos para la reflexión y dos para la locura. Y no quedan más, por más que queramos mentirnos y decir que ésta para la amargura, que ésta otra para la felicidad, que aquella para la templanza, que esa otra para la envidia. Así hasta el infinito, puro engaño de las sensaciones.

Sin embargo – a excepción del sueño- nadie puede ni ha podido, pese a muchos estudios y averiguaciones determinar de qué hora a qué hora van el resto de ellas. Si de dos a cuatro se ama más, si de siete a nueve habremos de morirnos. En eso los pueblos tienen sus costumbres y los individuos sus rarezas. Y el sabio aquel que determinó ante su señor que el tiempo de la comidas debiera ser para el rico cuando le viniese en gana y para el pobre cuando hubiese de qué, en el fondo sólo utilizó del ingenio para administración de su cabeza, no fuese a salir rodando ante una mala respuesta o un antojo de su amo.

Entre los naturales del desierto es propio el amar después de las comidas, al medio día, que es tiempo de renovación de los humores y la sangre nueva anda de puro bullicio visitando arterias y tomando posesión de las articulaciones. Qué mejor manera para probarse y dar medida de su beneficio. No obstante jamás se hará este ejercicio tras la cena, que en todo debe ser frugal aunque bien regada en vinos y frutas, que facilitan más que la alegría de los músculos, el buen riego del pensamiento. Optan entonces estos habitantes por la charla con amigos y parientes, pues el ingenio se halla en su mejor momento y es bueno para el humor y la risa, de la que nadie sea ajeno. O eso dicen.

Con todo no es materia de exactitudes dar este horario por bueno en todas las latitudes, ya que las costumbres, bien guiadas por temperaturas y cartografías, van determinado en el transcurrir de los siglos sus verdaderos acomodos. Y hasta se han conocido pueblos que trocan en todo la práctica anterior, y que delimitan para la amatoria horas tan dispares como el amanecer o la misma madrugada.

El sueño es el único que ha sabido encerrarse y tomar de sí y para sí dos horas en cualquier paraje donde nos encontremos, sea norte o sea sur, sea mar o sea montaña. El sueño habita dos horas de la madrugada, de tres a cinco. El cuerpo le debe ese servicio y el pensamiento esa dádiva, y aquel que no cumple, aunque sea por obligación de su cargo y beneficio de su república, su mandato, sabe que acorta su existencia en tanto tiempo como el que tarda en volver a su homenaje. Y es propio de estas gentes la vida corta y el ingenio desbocado, pues en tales horas sueño y vida se confunden y alguna vez habremos oído, de los poetas sobre todo, que rehuyen del sueño por el prodigio que en sus escritos entonces sucede.

Y ahora, a dormir, que van a dar las dos y media.

jueves, 14 de mayo de 2009

3 Decalología urcélica 1

Decálogo básico para el distinguir entre mil una película española

1. En toda película española sale un niño. Si borras todas sus escenas y no pasa nada de vital importancia para la película, es prueba evidente de esta nacionalidad.

2. La madre del niño siempre debe tener problemas derivados de hacerle caso al imbécil de su hijo.

3. El malo siempre tiene un defecto físico, y si no es el malo, su compinche o amigo.

4. Los gordos siempre sufren, y fuman, y lloran, y son débiles y se mueren.

5. En la banda sonora siempre aparecerá un tema andaluz y si se recita un poema siempre ha de ser de Lorca.

6. Antes o después saldrá una voz en off que nos contará precisamente lo que ya estamos viendo.

7. En los papeles principales no hay gente del teatro, igual se les entiende.

8. Un buen actor español nunca sabrá cantar ni bailar ni mucho menos tocar un instrumento.

9. Los viejos son inútiles y si no lo son se mueren en el primer rollo.

10. Si la acción se desarrolla en los años 80 todos los coches serán de los 90 pero los teléfonos móviles de última generación.

miércoles, 13 de mayo de 2009

1 De amos y esclavos 3

Llamó el amo al esclavo y le dijo:
- Eres libre. La República está en crisis y en breve seré tan pobre como tú. Cuando eso ocurra habré de morir por mi propia mano. Ve y recoge tus cosas mientras escribo la carta de tu libertad.
El esclavo entonces dijo:
- No hagáis tal cosa, señor. Dejadme vuestro lugar y ocupad vos el mío. Veréis cómo en breve plazo sabré resolver a gusto ese problema.
Acordó el amo en todo, y nada más verse el nuevo amo en su nueva posición ordenó desnudar al que fue amo, atarle a un árbol y azotarle hasta dejarle casi muerto. Luego mandó arrasar campos y casas y malvendió enseres y esclavos. Cuando partía para la ciudad se cruzó con su antiguo amo, que aún respiraba, y tas escupirle en la cara, le dijo:
- No sufráis por mí.
Y sin mirar atrás ni una sola vez cabalgó hasta no ser más que un punto en la lejanía.

lunes, 4 de mayo de 2009

10 Sobre mi onomástica en fin

Después de haber recibido unas cuantas muestras de afecto absolutamente cariñosas, de esas que hacen que uno resbale más en sus babas de lo habitual, debo dejar constancia de uno de los pocos datos que a buen seguro aún sigue siendo fidedigno en mi muy inventada pero no por eso menos enjundiosa existencia:

Que cumplo años el 7 de Mayo.

Y para investigadores, curiosos y facedores de cartas astrales y otras melopeas que:

Nací en 7 de Mayo de 1964 en Madrid.
Es decir que me caen en 2009 45 del ala.
A las 5:00 de la madrugada.
En el sanatorio de San José, hoy hospital, sito en la Calle Cartagena, 12.
Tauro.
Dragón, entre los chinos.
Octomesino, es decir que me adelanté unos 30 días al cálculo previsto.
Que no alcancé un peso mayor a los dos quilos, por lo que ya a tan tierna edad fui encerrado en una incubadora.
Que fui bautizado por el cura de urgencia y por una suerte de equívocos con el nombre de mi padre, Jesús Luis, en vez de Francisco Javier, que es el que, en principio, mis progenitores hubieran querido. Y que, por no marear la perdiz acabaron con el Jesús, etc, esto es casi otra historia.
Que el signo de mi madre, Carmen, es Libra, del 29 de Septiembre, y el de mi padre, fue Géminis, del 31 de Mayo.
Que me caen muy simpáticos los de mi generación y entre ellos el lobo lobero que tiene aquí mesmo también su blog.

Y que en fe a mis posibilidades en los próximos días comenzaré a llevar viandas y licores, con el comedimiento propio de mi tasa, todos ellos benefactores de la salud, por clases y conventillos, asinque quien faltare se lo perdiere.

Y nada más. Que besos. Que se os quiere.

Bueno sí, que como ya estaba harto de escuchar la misma cantinela he suprimido lo de la musiquilla, pero si alguien quiere saber aún en qué consistía mi selected music que sepa que eran los siguientes temas:

1. Agnus dei de Samuel Barber.
2. Final del Acto I de La ciudad muerta, de Wolfgang Korngold
3. Tenebrae factae sunt, motete a 8 voces mixtas de Tomás Luis de Victoria.
4. Ridicolosamente, pieza para piano de Sergei Prokofiev
5. Aria de la locura, de Lucía de Lamermoor, de Donizetti.
6. Más vale trocar, madrigal de Juan del Enzina.

Más besos.

Urce
 

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