Para alegría de muchos y reclamo de irredentos comunico al personal adyacente que hoy he terminado de escribir las 20 obrilllas que me había propuesto. Así a las 14 originales he añadido 6 nuevas, y de aquellas 14 he corregido, añadido, o reescrito la mayoría. Una vez que cuelgue la nº 20 y última con toda probabilidad me presentaré a algún premio de teatro, y si no pasa nada, pediré colaboración voluntaria para leerlas en algún sitio en acto ceremonial, tras el cual, y después de borrarlas de internet y de mi ordenador, quemaré todos los originales y todas las copias en pira comunal con ron añejo. A no ser que a alguien se le ocurra algo mejor. Ahora toca la 16.
16. Los que sufren
A los que alientan.
A / B
Dos hombres sentados cara a cara ante una mesa. Se miran, se valoran, se calibran. Uno de ellos se pone en pie, se quita la chaqueta, la corbata, la camisa y a pecho descubierto increpa a su oponente.
A: ¡Yo también he amado!
A continuación se sube a la silla, de ahí a la mesa, y en posición firmes, mirando al público, espera con gesto pétreo. El otro ha observado todos los movimientos con timidez. Contempla a su contrario, se alza, se quita zapatos, calcetines y pantalones, e imitando al otro sube hasta su altura. Al principio sin convicción pero finalmente con ansiedad abraza al otro y apoyando su cabeza en su hombro, llora.
A: ¿Qué haces ahora?.
B: Llorar, ¿No lo ves?
El primero acaricia los cabellos del segundo, con dulzura levanta su cabeza y delicadamente deposita un beso en sus labios. A continuación baja de la mesa, se viste con rapidez y sale de escena atravesando el patio de butacas. El otro, después, bajará, sentándose, buscando en sus pantalones caídos un cigarrillo que encenderá y fumará echándose hacia atrás.
Tras varias inhalaciones repentinamente comienza a toser. Intenta calmarse pero no puede, se golpea el pecho, tose, tose, tose, tose con insistencia, como si fuera a morirse de un momento a otro. Grita, con un inmenso dolor, se marea.
En lo más violento de la escena se hace la OSCURIDAD.
Viva la ternura, el tabaco y los abrazos. Chapeau, como aquellos con los que usted cubre su egregia tez.
ResponderEliminarFelicidades, hay que representarlos como sea y en un buen escenario.
Mis abrazos.
...Y en lo más violento de la oscuridad se hace la escena. Bravo.
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