El río
Le dio tiempo a escuchar el disparo antes de caer en la orilla. Rocas, piedras, la luz vencida. El perro estuvo dando vueltas durante dos horas al cadáver.
El cabo de la Benemérita apagó el cigarrillo arrojándolo al agua.
–Vaya mierda de vida –dijo.
Jesús Urceloy / diciembre de 2008
lunes, 2 de febrero de 2009
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