Las puertas y los ojos
aceite
llenos de aceite
chorreando las manos de aceite
consumidos en el aceite
garabateando letras en el nutriente aceite
gárgaras de aceite
construcciones polares de aceite
hijos de aceite
allí
sobre esta mesa limpia de los matrimonios
sobre esta cara amarga para los días doce
con el grito de aquellos que en la contemplación del aceite
han abierto los ojos y han decidido matar
por la belleza de los rostros carbonizados tras el aceite hirviendo
por las palabras de los que han muerto a golpes y aceite de ricino
por los ensangrentados que riegan
con su aceite las flores los desiertos los urinarios
yo
hombre de un solo rifle y una misma carencia
dejo
en el aceite que mancha mis vestidos
en el aceite ambiguo de la desolación
en el aceite con que se embalsaman peces sin espinas y carnes deshuesadas
mi mano impresa sobre un periódico
sangrando aceite
cediendo el aceite
alumbrando con este aceite
un cuarto vacío
un cuarto donde una botella
en el suelo
se derrama
Urceloy / marzo de 2011
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