martes, 24 de marzo de 2009

6 Los libros de Urceloy 1

Imagínese que tiene la oportunidad. Esa oportunidad rara y única de salvar un buen puñado de vidas a cambio de la suya. Usted es un tipo vulgar, del montón, incluso tiene cierta fama de cínico, de parlanchín y de cobardica. Pero le sale esa oportunidad, y llega al convencimiento de que, entregando su vida a una muerte casi certera, va a salvar a los otros. Imagíneselo. Un momento antes, entre todos han llegado a la conclusión de que van a morir. Que no hay salvación para ninguno, y cuando están a punto de darlo todo por perdido le llega a usted la clave. No sabe cómo. Pero no hay tiempo para pensar y usted tiene la certeza, la terrible certeza de que con ese acto de absoluta entrega van a salvarse todos: sus amigos, y entre ellos la persona que más ama en el mundo. Se decide. Actúa. Imagíneselo.

Pero algo sale mal y lo impensable, que no lo imposible, sucede. Y el efecto es otro. Usted, al principio no lo entiende, tal vez no lo logre entender nunca, pero las cosas dan un giro inesperado y resulta que el que sobrevive es usted. Sólo usted. Nadie más que usted. Usted, el cínico, el chistoso, el fanfarrón, el cobardica. Ese que desde el principio fue más un lastre que una ayuda. Imagíneselo.

Y ahora ha pasado el tiempo, unos años. Y por una serie de circunstancias a las que no es ajena su participación en esa aventura terrible, usted se ve cargado de honores, de elogios y de dinero, de mucho dinero, y de todo el lujo que el dinero pueda comprar. Usted ahora decide. Ya no es un paria. Es admirado, envidiado y querido por todo el mundo. No ha habido en la historia persona más importante y su nombre figura en todas las enciclopedias.

Pero no duerme en paz. Se atiborra de drogas, bebe como una mala bestia, se entrega a todos los vicios. Para no pensar, para dormir, para no soñar en nada ni con nada. Porque en sus sueños se repite la misma historia, porque un sentimiento de infinita culpabilidad, de dolor, de dolor insuperable, se ha hecho parte de usted. Vive en usted. Y mientras los demás cantan y festejan su fama, usted yace hecho un ovillo cada tarde, desde hace unos años, todas las tardes, en el oscuro diván de un psicoanalista. Llorando, llorando, a lágrimas de dolor puro, por un pecado que jamás cometió. Con la certeza de que no hay arrepentimiento, ni sosiego, ni perdón. Solo un hombre que habla y otro que escucha. Tal vez sólo un hombre que habla tumbado en un diván escuchándose a sí mismo. Y el dolor.Todo el dolor imaginado.

De esto trata “Pórtico”, la mejor novela, a pesar de sus muchas secuelas, de Frederic Pohl. Queda usted avisado.

6 comentarios:

  1. Vaya... No hay consuelo

    ResponderEliminar
  2. Jesús, en la vida de cada uno de nosotros acaso no estamos siempre entregandonos por algo o por alguien? y no guardamos siempre en nosotros la culpabilidad por algo que pensamos que pudimos hacer y no hicimos?. Eso si nadie nos premia por ello, ni siquiera por lo que hicimos bien.

    Recojo tu consejo, leeré ese libro.

    ResponderEliminar
  3. Me alegra haber descubierto este interesante rinconcillo. Me lo apunto.

    Por cierto, hace un par de días tuve la ocasión de escuchar al amigo Panadero recitar en vivo, con esa portantosa voz que Dios le ha dado, eso que usted ya sabe. No sabe cómo disfruté. Una vez más.

    Un fuerte abrazo,
    Pedro de Paz

    ResponderEliminar
  4. Tal como lo cuentas será muy difícil no leerla.

    Saludos.

    ResponderEliminar
  5. Urceloy,
    ¿la novela es predictiva? O sea, ¿si la leo sobrevivo y me doy a la bebida?
    Muchos abrazos,
    David.

    ResponderEliminar
  6. Vaya, vaya, qué callado se lo tenía. Ya sospechaba que la fama no le podía llegar sólo por ser poeta y tal. Gracias por revelarnos el blog, por cierto. Un abrazo

    ResponderEliminar

 

Urceloy - Literatura, música y sombreros Copyright © 2011 - |- Template created by O Pregador - |- Powered by Blogger Templates