Faltaron muchos. Eché de menos a bastantes amigos. De los de siempre. No pasa nada. Otro día vendrán. Tal vez la lluvia, o el fútbol, que se unieron de nuevo en un tándem maléfico, quisieron amargarme la fiesta. Llevaba más de 10 años sin organizar un ciclo poético. Sin embargo sabía que no podía fallar, que habría lleno, que siempre hay buenos aficionados: y no me equivoqué. Si la continuidad del ciclo depende de esta primera prueba sólo me queda dar las gracias.
Así pues GRACIAS.
A Loren Fernández, que supo hallar una incomodidad en la pared en que apoyarse, para ofrecernos unos versos llenos de ácida lírica, holganza de lo íntimo salvaje, lujuria contenida por la palabra despertar.
A Juan Hospital, todo voz callada y silencio, tono del hombre necesitado y necesario. De dentro afuera y luego adentro: un gozarse que le estaba haciendo humildad y belleza.
A Mariana Pesci, que, sometida al dominio de la palabra, fue desgranando de menos a más la necesidad de la escritura, la redención por el día, una carga de pura sensualidad deshilándose en el amor.
A David Torres, cada instante más humano, más poeta, más lleno de un sosiego que hace ya tiempo necesitaba, y que en las manos de Beatriz -en su segundo plano de pintora del alma- a buen seguro le hace más contemplativo y sereno.
Un gozo y una suerte haber estado con vosotros, poetas, amigos, voces.
¿Me olvido deciros que os quiero?
¡Hasta me había peinado, Urce! Y con pantalones nuevos que llevaba yo para escuchar al idolatrado Hospital -sin desdoro de los otros vates, a los que conozco menos-. Pero llevamos unas semanas infernales, y Alicia tenía vértigos, así que a las 8,30 optamos por la seguridad domiciliaria. No fuimos, pero estuvimos. ¡Enhorabuena! Tira adelante que sin estas cosas la vida se pone muy "amargá".
ResponderEliminarBesos de la alicia, el sulle, nana, oto, y julito