Novísimo poema de los dones
Ayer cumplí 47.
Pensé que ya los había cumplido el año pasado, pero se ve que me equivoqué.
Tengo la pierna izquierda vendada desde los dedos hasta la rodilla.
Me duele a ratos.
La infección y el trozo de piel que faltan parece que influyen en este hecho.
Mi amada piensa que estas heridas en los niños cicatrizan en seguida.
Tiene razón.
Pero acabo de cumplir 47 y me da que la costrita va a tardar en hacerse.
Voy a curarme la herida a diario.
Me hacen pupa, pero me callo como un hombrecito.
Cuando salimos me propone ir a dar una vuelta.
Tal vea sería mejor inscribirse en un curso de jotas.
Acelerado.
O en uno de saltos ad imitatio canguris.
A ver qué pasa.
Igual es que estoy disimulando y lo que no quiero es ir mañana a Cádiz a dar una conferencia sobre Borges, con María Kodama, y firmar unos ejemplares en la Feria del Libro, con unas dietas estupendas y hotel de cinco estrellas y todo.
Igual es eso.
Que cuando las cosas parecen ir bien me sale el niño mimado y le doy una patada al primer bolardo que aparece y prefiero desollarme la pierna y tirarme jodido una buena temporada antes que subir a un escenario.
Sí, debe ser eso.
Un gilipollas.
Eso es.
Lo que soy.
Un gordo gilipollas al que le jode inmensamente que le recuerden los terribles riesgos de la obesidad: como si curarse heridas fuese lo mismo que curarse el exceso de grasa.
Por favor enfermera, cúreme usted la barriga.
Por favor señorita, es sólo un momento.
No se vaya.
Y sobre todo no se enfade conmigo cuando me cabreo.
Entiéndalo, enfermera, yo no la estoy llamando puta.
Ni le estoy recomendando donde irse estas vacaciones.
Ni donde aparcar mejor.
Ni si hoy no ha jodido.
Bien.
Sólo que me parece que aún no se ha acabado el recreo y el hijodeputa de Ángel y su amigo Luis siguen dando golpes y empujones y escupitajos al gordito de Jesús y para rematar le vamos a pisar el bocadillo y luego se lo vamos a restregar por la cara al gordo cabrón y que luego en clase la señorita Pilar le de unos buenos reglazos por ir tan sucio fijáos en Angel o en Luis ellos son un ejemplo.
A seguir.
A ver si tocan ya el timbre.
Mira que están tardando.
Hoy.
Hoy más que nunca.
No suena el timbre.
Y todos me miran.
Primero el tripón.
Luego la cara.
Sin embargo se ha producido un cambio brutal en mi existencia.
Estoy de suerte.
Ahora miran la pierna.
Se está tan bien así.
Tan bien.
Muchos de vosotros no entenderéis nada.
Nada de lo que hago tiene utilidad alguna.
Nada de lo que he hecho ha servido para nada.
Y eso lo sabe muy bien mi hija.
Por eso ha sido la única persona del mundo.
La única.
Oh, sí.
(Esto es poesía)
La única que no me ha felicitado el cumpleaños.
Hay que darla tiempo me dice mi ex.
Será eso.
Tiempo.
Otros 47 años.
Venga.
jesús urceloy / 8 de mayo de 2011
domingo, 8 de mayo de 2011
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muá!
ResponderEliminarEso no es un poema, Urceloy.
ResponderEliminarGracias Nares, eres un sol.
ResponderEliminarUsted sí que es un poema, Anónimo.
Yo tengo un gatito rosa,
y rezo a la virgen de los sagrados corazones,
y al escarabajo verde,
y al dios elefante que baila.
Y creoi firmemente -como Poe-
en los hombres que siguen sus pasos.