Para A.R., J.C. y J.A.R.
Ser en la noche oscura el que os espera,
quien os alumbre, mis amigos, ría
cada historia a la vuelta, eso me basta.
No quien cuida del fuego, no quien duda
y es sabio por dudar, no quien sostiene
en el amor la sangre y sus derrotas.
Ser quien se queda, quien respire el humo,
quien salga al campo y fuerce la mirada
hasta ver una luz que se aproxima.
Entonces nada es importante, y el
abrazo es la más noble de las armas:
ser quien muere abrazado a sus amigos.
Jesús Urceloy / septiembre 2010