sábado, 28 de marzo de 2009

8 Áurea urcélica retórica 3

Los que hemos nacido en domingo presentamos, a menudo, una supuración en la piel, a la altura del hombro izquierdo, que a veces parece una medusa emergiendo en el Mar Rojo y otras la libélula disecada de un entomólogo despreocupado. No nos sientan bien, por lo tanto, ni la campiña inglesa ni los mares demasiado tranquilos. Cuando descendimos desde el Éter hasta Gea, tuvimos la prudencia de obviar planetas mayores, los seis conocidos, y rozamos con el dedo meñique la atmósfera desigual de Febo, la transparencia generosa de Arístides y la incandescencia fría de la primera aurora boreal. Eso nos ha dado fama de fríos y voluptuosos, proclives a entendernos en sueños en un latín cercano a Marcial y a devorar centollos y ostras con la obsesión de los marchantes de retratos prerrafaelitas.

Los que hemos nacido en domingo sabemos poco de solfeo y entonamos las canciones de cuna en tonos siempre superfluos, hecho por lo que los bebés nos adoran, pues nunca influimos con suficiente entereza en sus sueños. Los abuelos, en contra de lo habitual, nos ayudan a cruzar la acera y los maniquíes de las tiendas de saldo no nos dirigen la palabra, pues ellos sólo nacen en vísperas, es decir cuando aún el día no se ha decidido aún por ser. Subimos las escaleras de cincuenta en quince, montamos en veleros sin sentina y tardamos cinco minutos más de lo establecido en contar los montículos de la Sierra Maestra. No tenemos remedio y eso nos lleva a ganar siempre la última carrera del canódromo.

Los que hemos nacido en domingo pernoctamos en brazos de la persona amada poco antes de que se sosiegue. Tenemos un concepto algo extraviado de la paternidad e invitamos a nuestros hijos a llorar en el cine, aunque para ello sea necesario un buen par de bofetadas y una bolsita de chuches, para compensar, que solemos llenar de bombones y triángulos, de botellas de ron y aguamaniles de Asturias. No tenemos, por cierto, medida alguna con la sal y se nos prohíbe tajantemente intentar el gazpacho castellano, el arroz a bandeira y la olla podrida.

Los que hemos nacido en domingo repetimos frases hechas en los funerales, gritamos necedades en las bodas y lloramos como curanderas en los bautizos. Al final, cuando intuimos la llegada de la muerte, recogemos un ramo de girasoles y echamos carretera adelante, hasta un buen mojón solitario cerca del camino. Entonces, tumbados, metemos los tallos entre los ojales de la camisa y esperamos, prudentes, un amanecer que nos conduzca un poco más allá de Febo, donde los desheredados, donde un cuarteto del Harlem cante Crying in the chapel, donde se nos pueda olvidar pronto.

martes, 24 de marzo de 2009

6 Los libros de Urceloy 1

Imagínese que tiene la oportunidad. Esa oportunidad rara y única de salvar un buen puñado de vidas a cambio de la suya. Usted es un tipo vulgar, del montón, incluso tiene cierta fama de cínico, de parlanchín y de cobardica. Pero le sale esa oportunidad, y llega al convencimiento de que, entregando su vida a una muerte casi certera, va a salvar a los otros. Imagíneselo. Un momento antes, entre todos han llegado a la conclusión de que van a morir. Que no hay salvación para ninguno, y cuando están a punto de darlo todo por perdido le llega a usted la clave. No sabe cómo. Pero no hay tiempo para pensar y usted tiene la certeza, la terrible certeza de que con ese acto de absoluta entrega van a salvarse todos: sus amigos, y entre ellos la persona que más ama en el mundo. Se decide. Actúa. Imagíneselo.

Pero algo sale mal y lo impensable, que no lo imposible, sucede. Y el efecto es otro. Usted, al principio no lo entiende, tal vez no lo logre entender nunca, pero las cosas dan un giro inesperado y resulta que el que sobrevive es usted. Sólo usted. Nadie más que usted. Usted, el cínico, el chistoso, el fanfarrón, el cobardica. Ese que desde el principio fue más un lastre que una ayuda. Imagíneselo.

Y ahora ha pasado el tiempo, unos años. Y por una serie de circunstancias a las que no es ajena su participación en esa aventura terrible, usted se ve cargado de honores, de elogios y de dinero, de mucho dinero, y de todo el lujo que el dinero pueda comprar. Usted ahora decide. Ya no es un paria. Es admirado, envidiado y querido por todo el mundo. No ha habido en la historia persona más importante y su nombre figura en todas las enciclopedias.

Pero no duerme en paz. Se atiborra de drogas, bebe como una mala bestia, se entrega a todos los vicios. Para no pensar, para dormir, para no soñar en nada ni con nada. Porque en sus sueños se repite la misma historia, porque un sentimiento de infinita culpabilidad, de dolor, de dolor insuperable, se ha hecho parte de usted. Vive en usted. Y mientras los demás cantan y festejan su fama, usted yace hecho un ovillo cada tarde, desde hace unos años, todas las tardes, en el oscuro diván de un psicoanalista. Llorando, llorando, a lágrimas de dolor puro, por un pecado que jamás cometió. Con la certeza de que no hay arrepentimiento, ni sosiego, ni perdón. Solo un hombre que habla y otro que escucha. Tal vez sólo un hombre que habla tumbado en un diván escuchándose a sí mismo. Y el dolor.Todo el dolor imaginado.

De esto trata “Pórtico”, la mejor novela, a pesar de sus muchas secuelas, de Frederic Pohl. Queda usted avisado.

miércoles, 18 de marzo de 2009

3 Sonetorio para incurables

El otro día en clase mi querida alumna Cristina Doal escribió este fermoso soneto, digno de la mejor tradición raulvaquiana. Estoy seguro que muchos hallarán en él si no guía, al menos espejo.


Estúpido, pendón, parnitarruco,
torpe, inútil, patán, zarrapastroso,
sucio, necio, cabrón, vago, mierdoso,
imbécil, maloliente, abejarruco.

Cerdo, tocapelotas, terco, absurdo,
inope, charlatán, moscón, amorfo,
piojo, cornudo, penco, pedicorfo,
insolente, pasmón, zote, palurdo.

Hipócrita, engañoso, vil, gusano,
ridículo, rastrero, soplapollas,
marrullero, mamón, chulo, marrano.

Engreído, bastardo, pucotrollas,
obtuso, mal nacido, cruel, villano,
dientes de ornitorrinco, gilipollas.

jueves, 12 de marzo de 2009

1 Tratado de urcelología 7

Todos los hombres sois impares.

Pájaro en ano y ciento volando.

Todas las piedras tropiezan en el mismo hombre.

Con el cargador vacío se juega a la ruleta ilusa.

A rey muerto, rey muerto, coño.

Todos los hombres tienen un sueño, pero muchos se lo tragan al bostezar.

Cuando lloro en el cine me siento un paria.

Antes de morir pacta con el oso.

Con las mujeres nunca se Sade.

martes, 3 de marzo de 2009

2 Áurea urcélica retórica 2

Me dijo mi siempre amado Torres que lo iba a sacar en su blog, pero como veo que se retrasa lo hago yo, que para eso es mío.


Romance erótico festivo de la Instrumentista y el Operario

Ella era fina y concreta,
él en cambio era un simplón,
ella tomaba las pastas
del te con guantes, y él no,
que él se tomaba ocho cañas
dos de callos y un sifón.
Ella tocaba en la Orquesta
Sinfónica de Badajoz,
el arpa, el piano, la flauta
y a veces si la ocasión
era propicia, la tuba,
y el mordaz contrafagot.
Él, siguiendo la costumbre
que dicta al trabajador
por cuenta ajena, tocaba
sólo el martillo pilón,
pero lo hacía en la calle
según dictaba el patrón
de sol a sol las mañanas,
las tardes, de sol a sol.
Ella se llamaba Pura
Fernández y Mataró,
y el en cambio sólo Cosme
y entre sus amigos, Cos.

Ella lucía en concierto
vestida de relumbrón,
sobre la cabeza un moño,
ceñido al ochenta y dos,
que le marcaba en la cara
una risa de función,
de funcionaria decía
que era su colocación.
Él sin embargo, en la calle,
un mono azul azulón
lleno de manchas que hablaba
muy bien de su ocupación.

Ella sacó su carrera
de hiperinstrumentación
en dos años, con astucia,
inteligencia y tesón,
A fuerza de muchos codos
y alguna genuflexión.
El día de examinarse
dijo al examinador,
porque decírselo al cura
de San Lucas no es labor,
con ese arrojo desnudo
de quien cree llevar razón,
estas sutiles palabras
de grandeza y arrebol:
¡Como me suspendas, Paco,
esta noche no, no y no!
Él a fuerza de dar golpes
al pico y al azadón
sin necesidad de enchufes
ni sobos a su patrón,
golpe a golpe, maza a maza,
alcanzó su posición.

Una tarde en que ensayaba
la Orquesta de Badajoz
un concierto para arpa
de cierto compositor
ruso, para dar más señas
pero no por eso atroz,
ella hacía de solista
con tanta furia y pasión
que en vez de pulsar las cuerdas
las sometía a presión.
Y arrancábales las notas
a ese instrumento guasón
que parece una pregunta
enorme, aunque a Becquer no,
que a Becquer le parecía
que estaba en algún rincón.

Con tan grandes aspavientos
tanta saña y tanto ardor
tocaba Pura, que el moño
desmelenado quedó,
las medias se le caían
presas de la agitación,
y en la orquesta los maestros
se desmayaban de dos
en dos, y hasta se llevaron
a darles friegas de alcohol
al de la viola de gamba,
al del oboe y al del gong.

Pero llegado el adagio
del mentado Korsakov
Pura detiene su embate
gira como el girasol
se levanta del asiento
y cual furioso mongol
sale del conservatorio
observando en derredor.
Cosme le daba con furia
a un adoquín persuasor
con el martillo de marras
causando tan gran resol
que las estatuas del centro
jugaban al voleibol.
Cosme levantó la cara
y a Pura en jarras creyó,
Pura vio a Cosme y el aire
suspenso un tiempo quedó,
y en contra de la costumbre
que hace a este mundo traidor,
lanzó sus flechas Cupido
que además de enano, es dios,
y en arrebatado esfuerzo
allí a los dos desnudó
causando tal alborozo
entre el público guasón
que nadie supo ya entonces
-y hubo grande discusión-
diferenciar claramente
entre el agua y el sudor.
Al empuje de esos cuerpos
presos de alocado amor,
temblaron calles, cimientos,
y el camposanto tembló,
y hasta los muertos salían
de su tumba, porque no
se podía en el otro barrio
con tanta revolución.
Y aquello duró tres noches
y tres días, y el pilón
cantó cuatrocientas veces
el asfaltomifasol.

Ella se llamaba Pura
y él menos, tan sólo Cos.


urceloy / febrero de 2009

domingo, 1 de marzo de 2009

0 Nota de agradecimiento y disculpas

Quiero decirlo ahora -como decía Goytisolo-, que luego las cosas se complican.

Como ya sabe todo el mundo que lo sabe soy la persona visible, aunque no el único responsable, del homenaje a mi querido amigo Julio Cesar Navarro, un poeta imprescindible, que se me murió el pasado 11 de Enero de 2009. No quiero recordar la historia sino agradecer a todos vuestro apoyo y amistad, pero también recordar algunos sutiles datos que considero imprescindibles.

- No soy editor. No trabajo de editor. No tengo una imprenta. No tengo una distribuidora. Aunque sí he trabajado como "editor literario", que es otra cosa.
- Trabajo como profesor, con unos horarios precisos, y hago otros trabajos casi todos relacionados con la enseñanza o con la literatura: conferencias, recitales, estudios, prólogos.
- No tengo coche. No sé conducir. Tengo, por lo tanto, limitaciones a este respecto.
- Intento reservar los fines de semana para mi familia y mis seres queridos.

Con estas premisas previas quiero que entendáis que hago lo que puedo para repartir el libro de Julio. Que si algunos de vosotros, sobre todo gente maravillosa que trabajáis en medios de comunicación, no habéis recibido aún el libro se debe a esas limitaciones ya explicadas. Que hago lo que puedo. Que he estado toda la semana pasada enfermo, casi sin salir de casa y no tengo una secretaria que se haga cargo de todo. Lo siento. Ya me gustaría que fuera de otra forma.

Creo que esta semana podré llevar por fin los libros a la distribuidora, porque no vienen a casa a por ellos sino que hay que llevárselos, y que también intentaré acercarme a correos para enviaros el libro a los que no vivís en Madrid.

A partir de ahora, si queréis un libro pedid el libro a la editora, por favor, o en las librerías. Los datos son:

Julio César Navarro
Todo sigue así
poesía completa

La Guantera nº 18
Editorial Sloper
Victoria 2, 3º C
Palma de Mallorca
http://www.editorialsloper.es/
info@editorialsloper.es

Y por favor, que contéis conmigo para lo que gustéis, que yo por Julio seguiré al pie del cañón, siempre en la medida de mis pocos recursos.

Y a mis amigos internautas os ruego difundáis esta nota.

Y que muchas gracias a todos, de verdad, de corazón.

Jesús Urceloy

 

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